Historia de Times Square

A principios del siglo XX, Nueva York ya se había expandido más allá de la calle 42. De hecho, a principios de siglo la zona de la Catedral de San Patricio, la calle 50 y más arriba estaba bastante llena de mansiones.

Durante las últimas décadas del siglo XIX, el método más común para moverse por Nueva York eran los carruajes a caballo. Longacre Square estaba estaba repleta de tiendas con sillas de montar, carruajes, tiendas de arneses, todo tipo de artículos relacionados con el caballo como medio de transporte, en parte gracias a su proximidad con la American Horse Exchange.

Mientras tanto, los teatros iban empujando hacia el norte a través de Broadway y la mayoría de estos ya estaban concentrados a lo largo de toda la Avenida entre Herald Square y Longacre Square. El teatro Olympia ya había pasado la frontera que formaba la calle 42 en 1895.

Por otro lado, la Grand Central Station era el foco del transporte del norte. Había planes de llevar la primera línea de metro al oeste de Central Park por debajo de la avenida de Broadway, pero los propietarios de los edificios de dicha avenida se negaron. La solución, fue que la línea de metro fuera de la Grand Central Station por la calle 43 hasta Longacre Square, y a partir de ahí subiría por Broadway por la parte oeste de Central Park. Esta decisión hizo de la calle 42 una de las calles más importantes de Manhattan.

Con lo cual, nos encontramos ante una plaza con cada vez más clientes gracias a los teatros y musicales y con acceso directo al nuevo metro. Todo esto despertó la curiosidad del joven Adolph Ochs (que en 1896 se había convertido en editor para el periódico New York times). Por aquel entonces, sus oficinas estaban en Park Row, junto con otros muchos periódicos (por lo que la zona era conocida como «Newspaper Row»). El negocio de los periódicos cada vez era más lucrativo y las oficinas se iban quedando pequeñas. En 1894 The Newyork Herald trasladó sus oficinas a Broadway a la altura de la calle 34, en una apuesta arriesgada pero que terminó siendo un éxito (tan grande, que la plaza terminó llevando el nombre del periódico, Herald Square). La jugada más lógica para el New York Times era moverse a la siguiente plaza en Broadway, y esta no era otra que Longacre Square.

Pero había un pequeño problema, y era que otro edificio ocupaba el espacio triangular de la calle 42 con Broadway, de hecho, acababa de ser construido en el año 1899, el edificio Pabst, un moderno «rascacielos» de nueve plantas de altura con estructura de acero. Pero si tienes dinero es fácil resolver los problemas, así lo que que hicieron fue desmantelarlo. Como curiosidad, la empresa que se encargó de desmontar este edificio de planta triangular fue George A. Fuller Company, que pronto construirían otro edificio de base triangular en Manhattan: El Flatiron Building.

Como arquitecto se contrató a Cyrus L. W. Eidlitz, quien se inspiró en el renacimiento italiano para diseñar el nuevo edificio Times. A sus pies, acababa de nacer la estación de metro de la calle 42. Cuando se completó, en 1904, sus 25 plantas hacían de el el segundo edificio más alto de Nueva York. A partir de entonces, a la plaza se la conoció como Times Square y el edificio como One Times Square.

La Bola de Times Square

Tanto el edificio como la plaza fueron los testigos de una celebración con fuegos artificiales masiva que tuvo lugar el 31 de Diciembre de 1904, con la que el periódico quería dar a conocer su nuevo edificio. Un edificio de tal envergadura con una plaza tan grande a sus pies parecían el sitio ideal para un gigantesco espectáculo de fuegos artificiales para dar la bienvenida al año nuevo. Esto, que parecía una gran idea, acabo no siéndolo tanto.

Unas 200.000 personas se congregaron para dar la bienvenida al año nuevo a la vez que muchos trozos incandescentes procedentes de los fuegos artificiales caían sobre los asistentes. Un par de años más tardes, se prohibieron los fuegos artificiales y en su lugar se instauró la Bola de Times Square, con la que desde entonces, se abre cada nuevo año en Nueva York. La bola, que en sus inicios contaba con cientos de bombillas de 100 watios, fue usada por primera vez durante el último minuto de 1907.

Mas tarde, con nuevos y más seguros artificiales, se ha vuelto a la tradición de lanzarlos de nuevo, tradición que perdura hasta hoy en día.

La actual bola, bastante más grande (casi 4 metros de diámetro), se instaló recientemente, en el año 2009.

Carteles luminosos

Por entonces, Times Square se había convertido en una zona muy popular, y empezó a llenarse de bares, restaurantes, actores callejeros… y entre todos ellos, una invención: Los carteles eléctricos.

El nuevo edificio del Times pronto se quedó pequeño y en 1913 se trasladó a al 229 West de la calle 43. Aún así, el Times seguía en posesión del edificio que había construido hacía apenas una década. En 1928 se les ocurrió una idea que cambiaría Times Square para siempre: un display de noticias electrónico, con el que mostrarían las últimas noticias a modo de marquesina. Al invento, lo bautizaron como «Motogram». La marquesina, tenía un metro y medio de alto y 14.000 bombillas, que mostraban los titulares del día.

El Motogram es conocido por mostrar los resultados de las elecciones de 1928, pero posiblemente su momento álgido fue cuando mediante él, Nueva York conoció el rendimiento de Japón y por lo tanto el final de la Segunda Guerra Mundial.

A partir de aquí, empezaron a colgarse otros tipos de carteles hasta convertir Times Square en el templo de luz que conocemos hoy en día.

Hoy en día, el edificio sirve prácticamente como estructura para los carteles. Muchas de las oficinas de su interior no tienen ventanas (están tapadas por los carteles) y las sus oficinas están en desuso. Bueno, en realidad hoy en día tiene tan sólo dos inquilinos. Es una pequeña paradoja que millones de personas vean todos los años el la bajada de la Bola de Times Square cuando el propio edificio no se ve.

El edificio es rentable sólo con el alquiler de su fachada. Dependiendo del tipo de cartel, se pueden llegar a pagar hasta 4 millones de dólares al año.

Su época más oscura

La crisis de los 70 hizo que muchos negocios emigraran de la zona. Poco a poco, la luz de los carteles se fue apagando y empezaron a proliferar la delincuencia, los cines pornográficos y la prostitución en la zona. En el año 1994, con la entrada de Rudolph Giullani en la alcaldía de Nueva York, se empezó a limpiar la zona hasta convertirla en lo que es hoy en día. En la actualidad, la zona está gestionada por «Times Square Alliance».